Intervención hecha en la mesa de experiencia Mujeres y LIJ del I Seminario de Literatura adolescente y juvenil Leyendo desde el sur.

La profe lee Boulevard

Hoy les quiero comentar una experiencia que viví este año como profesora en mi electivo de Taller de Literatura con mis estudiantes de 3ero y 4to Medio. Mi electivo se compone de 8 estudiantes, 6 son mujeres, interesadas por la lectura y la escritura. En la primera unidad, les invité a conocer los desencuentros entre los clásicos y los best seller, revisamos varias definiciones de estos conceptos y cuestionamos el valor que tienen en la cultura escrita y en nuestra sociedad. Una de las actividades fue desafiarles a leer un clásico y un best seller, los cuales íbamos comentando en clases y creando algunos productos. Cada vez que puedo, intento desarrollar las actividades con mis estudiantes, por ejemplo, si los invito a escribir un cuento, yo también lo hago. En esta actividad, me uní al desafío de lectura: llevamos de la biblioteca del colegio y de la pública de Frutillar varios best seller y clásicos para escoger, yo partí por los clásicos y releí Mujercitas. Cuando llegó la hora de cambiar de libro y elegir un best seller, le pedí a mis estudiantes que me recomendaran alguno que ellas estuvieran leyendo, así llegué a Boulevard de Flor M. Salvador.

Esta novela tiene como protagonista a Hasley Weigel, una adolescente despistada, torpe y bondadosa que se enamora de Luke, el estereotipo de “chico malo”, guapo, aficionado a las drogas y a no entrar a clases. Para que ustedes comprendan con qué me encontré cuando comencé a leer Boulevard, les leeré este fragmento que ocurre cuando la chica buena y el chico malo están en una fiesta, a ella le han volcado una bebida en la blusa y está mojada:

“Miré al chico pelirrojo, un poco decepcionada, aunque solo me dedicó una sonrisa a medias y salió de la habitación dejándome sola con el más alto. No quería que se fuera. Regresé mis ojos a Luke.

—¿Estabas a punto de dejarte besar por él? —demandó antes de que yo pudiese pronunciar algo.

—Creo. —Mordí mi labio y me alejé.

—No lo vuelvas a hacer.

—¿Perdón? —pregunté.

—No lo hagas, tómalo como un consejo, Weigel. —Se encogió de hombros y puso todo su peso sobre una de sus piernas.

—No me hacen falta, sé lo que hago —espeté irritada.

—No seas tan perra, sé lo que te digo pero si no quieres tomarlo para añadirlo a tu block de consejos, me vale un carajo. Tienes suerte de que no sea de las personas que dicen te lo dije. —Luke tenía un filo en sus palabras. Me sorprendía lo directo y crudo que sonaba, manteniendo siempre sus palabras claras y sin colarse ningún tartamudeo. Me llegaba a sorprender que tuviese las palabras correctas y soltar todo lo que pensaba, sin enseñar algún rostro de arrepentimiento.

—Te detesto. —Por fin después de unos segundos en silencio, fue lo único que salió de mi boca, sin quitarle o sumarle nada a él.

—El sentimiento es mutuo. —Pasó su lengua por su labio, estaba lastimado y observó mi blusa. Estiró uno de sus brazos y sus dedos rozaron la tela.

—¡No toques! —reprendí alejándolo de mi pecho.

—Quítate la blusa —murmuró mirándome a los ojos.

—¿Qué dices? No podía comprender lo que me pedía, de hecho, no entendía los monosílabos de este chico. Tenía que adivinar qué era lo que intentaba decir con ellos, pero resultaba serían fácil. Él no me ponía nada en bandeja de plata.

—Sigues húmeda y a causa de eso te puede pillar un resfriado, te daré mi suéter —explicó— y no te niegues, porque terminaré siendo yo el que te quite la blusa y te lo ponga a la fuerza. ¿Entendiste, Weigel?” (pág.88)

Boulevard de Flor M. Salvador fue publicada como libro el año 2020.

Como este hay muchas otras partes en las que Luke, usando la excusa de cuidar a Hasley, la trata mal, la violenta, abusa. Hasley persiste en querer ayudarlo, sacarlo de las drogas, que se enriele, pero Luke es un chico dañado, ha tenido una vida dura y es Hasley la que recibe las consecuencias, en una mezcla de atracción e ira que la pone en desagradables y peligrosas situaciones constantemente. Luke es de la escuela de quien te quiere, te aporrea.

Por otra parte, está el mejor amigo de Hasley, Zev, un chico amable, inteligente y deportista, quien también quiere protegerla y exige de ella contantes reportes de su comportamiento: qué hizo, por qué, con quién estuvo. Evidentemente, Luke y Zev no se caen bien y le harán la vida imposible a esta chica que no sabe cómo contentar a ambos.

A medida que avanzo en mi lectura los signos de la relación tóxica entre la protagonista, Luke y Zev se acumulan, estos chicos la invalidan, la subestiman con la excusa de querer protegerla. Como dirían mis estudiantes, red flages por todas partes.

Leyendo Boulevard: primeras impresiones

Mi primera reacción: ¿Por qué mis estudiantes, que han crecido en la cuna de la última ola feminista, siguen leyendo sobre chicos malos y tóxicos y chicas sumisas y maltratadas? Prejuiciosamente, pensaba que estábamos en otros temas, ellas manifiestan pensamiento crítico, poder de reflexión, interés por los cambios sociales. Muchas veces hemos conversado acerca de feminismo y el rol de la mujer en la sociedad actual, las he visto argumentar e incluso frenar situaciones machistas, ¿por qué leen y recomiendan esta novela?

Me pregunto: ¿Es Luke, el chico malo de la novela, más malo que Mister Darcy de Orgullo y Prejuicio o Heathcliff de Cumbres Borrascosas? Me respondo: No. ¿Por qué entonces me parece que estas novelas de Austen y Bronte son recomendables para mis estudiantes e incluso están incluidas en su plan lector y Boulevard no?, ¿Solo que hayan sido publicadas en el siglo 19 disculpa las acciones abusivas de estos galanes y no las de Luke que es mi contemporáneo?

¿Qué espero? ¿Que todas las novelas que lean mis estudiantes sean un panfleto feminista que muestre relaciones diversas y sanas, en las que las parejas se respetan en un clima de igualdad? Eso no es posible, eso no es literatura, y por lo demás, nadie quiere leer sobre parejas perfectas.

¿Por qué me permito a mí misma ver Legalmente rubia?, ¿solo debiera consumir productos culturales que interpreten mis ideales?, ¿Por qué razón creo que puedo juzgar a mis estudiantes y sus elecciones de lectura y no las mías? ¿Ser adulta y con el criterio formado me dispensa de estos juicios?

Flor M. Salvador, escritora mexicana de 24 años, es una de las escritoras fenómeno en Wattpad.

También averiguo un poco sobre esta novela y su autora: Flor M. Salvador es de las escritoras más leídas de Wattpad, la red social con más de 90 millones de usuarios en todo el mundo, de los cuales el 90% son menores de 30 años y el 67% son mujeres. Flor es mexicana y estudia medicina, escribió Boulevard con 15 años. Hoy en día es mundialmente famosa, incluso Penguin Ransom House le ha ofrecido un contrato millonario y está en conversaciones para llevar esta novela al cine.

En clases…

Llega la clase en la que debemos comentar nuestras lecturas, sé que estarán muy atentas a mi opinión sobre esta novela, ellas me la han recomendado y esperan que lea, seguro también que me guste. No puedo decirles todo lo que pienso: que creo que está mal escrita (luego recuerdo que la escribió una niña de 15 años), que en cada página veo alertas y me preocupa que ellas, que están configurando su mundo y sus relaciones, tomen a este libro como referencia de comportamiento. Cuando llega mi turno, comento lo que me ha gustado del libro, por ejemplo, el personaje de la mamá de Hasley, es acogedora y cercana con su hija. Llamo la atención sobre algunas situaciones en las que Luke no trata bien a la protagonista, hay silencio, espero la reacción de mis estudiantes, hasta que van apareciendo sus opiniones, una señala que esas son situaciones tóxicas. Sonrío, ¡qué alivio!

Ahí recordé a Peter Hollindale. y su artículo Ideología y libros para niños, en el que nos propone algunas preguntas para detectar una ideología, no juzgarla, por ejemplo: “Y si lo damos vuelta? ¿Si cambiamos protagonistas, bandos, sexos, ¿la historia sigue siendo ofensiva?”, “¿hay un conjunto o “paquete” de valores homogéneos?”, “¿hay decisiones que tomar o está todo determinado?” o “¿quiénes no están en la trama?”. Preguntas que ayudan a llegar más profundo en la historia, hacer lectoras(es) más sagaces, que puedan leer las diferentes capas del texto, valorando algunos aspectos, criticando otros y creando un juicio propio. 

Entonces, les propongo hacernos algunas de estas preguntas: ¿también nos parecería inadecuado si el protagonista fuera hombre y dos mujeres tuvieran estas acciones abusivas hacia él?, ¿hay un conjunto de valores en esta novela o hay discrepancia entre las posturas que presentan los personajes? Entramos en una discusión interesante, en las capas del texto intentando detectar la ideología, antes de juzgarla.

También recordé la necesidad de “conquista de la madurez” de la cual comenta Denise Escarpit en Literatura joven y censura (1987), la autora nos muestra cómo a veces la literatura puede servir para “evocar una experiencia ficticia en jóvenes, también ficticios ayuda a desdramatizar esos graves problemas”, de alguna manera la ficción ayuda a poseer cierta experiencia en la vida real.

La importancia de detectar la ideología

Para finalizar la unidad, les propongo a mis estudiantes escribir un ensayo acerca de lo que descubrieron al conocer best sellers y clásicos, algunas de mis estudiantes deciden escribir acerca de la ideología presente en algunas obras y los prejuicios asociados a ellas.

Sofi, por ejemplo, analiza a Crepúsculo de Stephanie Meyer y defiende que esta novela podría ser calificada como un clásico de las novelas de vampiros: “Este libro marca un antes y después en la literatura fantástica/vampiresca, al igual que Sherlock Holmes con las novelas policiales. Stephenie Meyer al mezclar amor y vampiros generó todo un nuevo género de escritura de “amor fantástico” del que salen libros como “The vampire Diaries” o “Supernatural”. ¿Por qué el libro se mira a huevo entonces? Mayormente por culpa de las películas que salieron, las cuales crearon un prejuicio de que el libro iba a ser igual de superficial y de una interpretación pobre y mal desarrollada. Que “es infantil”, que “está mal hecho”, que “es muy cliché”, que “es fome”, o que simplemente “es malo” son solo algunas de las conclusiones a las que llegan las personas luego de ver la película.”

Anto, por su parte, muy en la línea propuesta por Escarpit, cuestiona cómo se ha tratado el sexo adolescente en las novelas juveniles y releva la forma en que algunas novelas de Wattpad muestra ejemplos que resultan más cercanos para adolescentes y jóvenes: “Una manera de poder conocer un poco más sobre sexo sin que necesariamente sea una manera rara e incómoda, es por medio de la literatura. Muchos de los libros escritos desde el siglo XXI, en especial las novelas románticas, hablan sobre sexo de una manera un poco más específica y explícita, pero no resulta cliché ni embarazosa. Por ejemplo, las novelas de Wattpad que tienen una manera de explicar las relaciones sexuales de una manera más “normal” y sutil sin que suene como si fuera de otro mundo, sino como un acto de total normalidad.” Antonia hace un análisis profundo a cómo en Todo lo que nunca fuimos de la conocida escritora juvenil Alice Kellen “nos muestra una forma de mirar las relaciones sexuales mucho más normalizadas y con un punto de vista más realista, a diferencia del porno o las películas, contándonos el punto de vista de ambos lados; los sentimientos y sensaciones que surgen en el proceso, no tan solo el acto (…)”.

Las lecciones que me llevo

  • No volver a subestimar a mis estudiantes. Como adolescentes están configurando su mundo y buscando modelos a seguir, este proceso incluye el pensamiento crítico. Ellas son capaces de detectar ideologías, analizarlas y pasarlas por el cedazo de sus creencias y valores. Me encanta saber que a veces soy parte de este proceso.
  • Mi misión no es juzgar sus lecturas o prevenirlos de lo malo del mundo, mi misión como profesora y mediadora de la lectura es acompañarlas en su camino de vida y camino lector, ayudándoles a alumbrar aquellos espacios más oscuros a través de la reflexión conjunta, las buenas preguntas. Debo enfocarme en hacer de la sala de clase un espacio seguro, donde exista respeto por diferentes opiniones, un ambiente en el que el diálogo ayude a que mostremos nuestras interpretaciones de lo leído y a aguzar el ojo frente a temas de abuso e injusticia, en especial a los que incluyen a las mujeres. Una sala de clases en la que exista la seguridad para “conquistar la madurez” de la que habla Escarpit, tomar la palabra y pensar por sí mismas.

 

Escrito por: Paloma Mas