La experiencia de leer este libro me resultó un vaivén de emociones, no cuesta mucho sentirse identificado y regresar a la infancia, etapa en la que desbordaba la capacidad de sorprendernos: escuchar el sonido del mar en un caracol, observar el nido de un pájaro desde tu ventana, sorprendernos con la primavera, saltar sobre los charcos de agua o crear barquitos de papel. Son simples actividades, pero a esa edad, recuerdo con alegría, significaron mucho.
El listado de estas niñas y niños, para mí una suerte de reclamo, fue elaborado con la información recogida por la comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (Comisión Rettig) y por la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, un listado duro que quisiéramos no existiera, pero que visibiliza una memoria histórica y emotiva que para muchos chilenos y chilenas no resulta ajena a nuestro sentir ni a nuestro vivir.