Luego de que en la primera página revela la noticia del asesinato de una desconocida, Cassandra comienza a contar su historia. Nuestra protagonista administra una galería de arte en un barrio exclusivo de Londres, se encarga de seleccionar, comprar y vender piezas de importantes artistas; a sus setenta y tantos se autodefine como “vieja y gorda”, vive junto a su perro, luego de que se separara hace muchos años de su esposo y este se casara con su hermana. Un día, su sobrina Nicki aparece para que, a cambio de asistir a Cassandra en la galería, ella la apoye en sus proyectos artísticos. Así, comienza una relación difícil, Nicki se muda al sótano de la casa de Cassandra, quien está poco acostumbrada a la compañía, tiene un carácter fuerte y es muy honesta, a veces demasiado. Poco a poco, los caminos de Nicki y Cassandra se entrecruzan de modo que terminan juntas en una noche de nieve, con un arma y un crimen que resolver.
De Cassandra Darke sorprenden varios aspectos: la composición atractiva entre texto e imagen que provoca que ninguna página sea igual a la otra, entre ilustraciones de los personajes y sus acciones, bellas imágenes de Londres en plena época navideña, textos narrativos, recuerdos en flashback y obras artísticas famosas. Por otro lado, aunque Cassandra tiene aspecto de tierna abuela, cuenta con valentía y nobleza, también es una mujer capaz de cometer acciones despiadadas y egoístas. Es humana y compleja viviendo una vejez en soledad, con todo esto, es imposible no quererla. Cassandra dirá groserías, se cuestiona su propósito en la vida y cómo se aproxima la muerte, también lanza dardos sobre la burguesía y el mundo del arte en la actualidad. Esta novela gráfica tiene de todo, incluso ilustraciones con contenido sexual, lo que la hace no apta para niños o niñas pequeñas.