Para celebrar durante mayo el mes del patrimonio, quisimos lanzar un concurso que llevó por nombre «El que pestañea, pierde» y tuvo como objetivo darle valor a nuestro patrimonio inmaterial.
Muchas de nuestras acciones y creencias tienen un origen patrimonial que ha sido transmitido de generación en generación.
En esta ocasión las categorías fueron tres:
1.Refranes y dichos populares. Son nuestras metáforas cotidianas, nos ayudan a comprender el mundo y nuestras emociones, y generalmente son de uso diario y las compartimos con los integrantes de la familia.
2.Canciones y poemas populares.Las canciones de cuna que nos cantaba nuestra mamá para hacernos dormir, los poemas que aprendimos de nuestros profesores, las rimas que nos acompañan desde siempre.
3.Costumbres, supersticiones o personajes populares. Si eres de los que temía al Viejo del saco, si no comías todo tu plato o tienes una planta de ruda en la entrada de tu casa para evitar las malas vibras, esta es tu categoría.
A continuación compartimos las historias que enriquecieron nuestro llamado.
@capamipilapaveronica El tata afila es un personaje típico de La Serena!! El viejito recorre toda la ciudad en bicicleta ofreciendo afilar los cuchillos domésticos.
@Karen_villarroel_r Debo haber tenido como 12 años cuando en la escuela me hicieron aprenderme el poema «La Higuera» de Juana de Ibarbourou. No hubiese sido un problema para mí si no le hubiese tenido terror a una higuera que hay a media cuadra de mi casa porque a unos amigos del barrio se les ocurrió que para la noche de San Juan ahí se podía ver el diablo o que se escuchaban y veían cosas raras, obvio que fuimos! Morí de miedo porque según nosotros, con esa mente infantil llena de fantasías, vimos al diablo, un gato nos habló y escuchamos una guitarra que sonaba. Así que cuando mi profesora nos dice que debemos aprendernos ese poema, pucha que sufrí.
@daniela_housel Cada día martes en la noche mi mami Luci (abuelita) salía al patio y gritaba «martes hoy, martes mañana, martes toda la semana y que las patas se te vuelvan lana bruja maldita» la verdad es que le agregaba una grosería al final. Ella sigue viva y ya no grita pero lo dice. Ella proviene de un campo de la comuna de Máfil, donde los brujos y los fantasmas eran pan de cada día. Según ella eso nos protegía.
@daniela_housel En mi infancia mis mayores me asustaban con que, si yo no hacía lo que ellos decían me llevarían con la «Lala», era una señora que estaba en las calles de Valdivia y que gritaba y lloraba, era bastante intimidante a decir verdad para mi pensamiento de niña, pero luego cuando crecí un poco más, me di cuenta de que era una señora, pero a la vez niña, que solo pedía ayuda para cruzar la calle y una moneda ocasional. Hoy la recuerdo con ternura y sé que perdura en el recuerdo de todo Valdivia y sobre todo de quienes tomaron su mano inocente.
@gorgy08 Mi abuela siempre me contaba la misma historia, en Concepción en la laguna de las tres pascualas habita un ser llamado » Cuero» una criatura que le gusta vivir en lagunas cercanas a las personas, parecen un trozo de cuero muy bonito, que flota cerca de las orillas de las lagunas y cuando una persona lo intentaba sacar con las manos, el cuero se aferraba a los brazos y arrastraba a la persona hasta el fondo del lago y nunca más se les volvía a ver. Me encantaba escuchar sus historias cuando era pequeño y vivía con ella.
@lpchaparro En la ciudad de Coyhaique existió un personaje característico que todos conocimos como el «Tío». Siempre se encontraba cerca de la plaza con su saco y rodeado de perros que lo acompañaban a todas partes. Al tío todos lo conocíamos por su particular forma de pedir dinero en la calle, siempre decía «Yo pidiendo y no robando». Todos en Coyhaique conocíamos al Tío y simpatizábamos con él.
@fabi_ivonne._ Cuando vivía en Angol, el 1 de mayo se celebraba la cruz de mayo, no he olvidado la canción que entonaba un grupo de personas mientras pasaban casa por casa al caer la noche, con una cruz enorme que hacían exclusivamente para esa noche, pidiendo alimentos. Si no había nadie o si no dabas algo, lanzaban huevos a las casas. Desconozco si esa tradición aún existe, pero en aquellos tiempos (20 años atrás) era una tradición imperdible. «La cruz de mayo».
@tatiana_shibar Hace poco llegó a mi vida una linda bebé y casi de inmediato también comenzaron a llegar muchos consejos de madres más experimentadas, agradezco cada uno de ellos ya que muchos me han sido muy útiles, pero algunos de estos consejos no están tan actualizados y me han divertido mucho cuando los he escuchado: 1) Para que se le caiga ese pelito finito de su frente de le debe frotar saliva. 2) Cuando el bebé tiene hipo, hay que sacar un hilo de la ropa, de preferencia rojo, mojarlo (si es con saliva mejor) y colocarlo en la frente del bebé. 3) Si tiene muchas molestias estomacales, hay que cortarle el «empacho». 4) Hay que dejar llorar al bebé para que «críe pulmones». 5) Para que acepte el chupo, hay que ofrecérselo untado en miel o mermelada. Me han dicho más, pero estos son los que recuerdo ahora.
@sghidalg Mi abuelito es de Lautaro y en la escuela compartió con muchos niños mapuche. Nos enseñó varias palabras en mapudungún. Lo que más recuerdo es ñalai cullin porque significa no hay plata y siempre sirve decir eso.
@pame_fran Creo que me siento super identificada con los dichos y refranes, recuerdo que cuando era adolescente mi mamá, dependiendo de alguna situación que pasaba en casa, me decía unas oraciones que en ese momento sólo rimaban para mí, pero a medida que fui creciendo, madurando, vas viendo el mundo con otros ojos, entonces cada oración que me mencionó en ese entonces tomaron fuerza y me hicieron sentido!!. Hasta el día de hoy repite sus frases y refranes. Espero algún día compartirlos con mis hij@s. Los que más recuerdo son: «Madre hay una sola», «la vaca se olvida que fue ternera», «cría cuervos y te sacarán los ojos», «el que se casa, casa quiere», «la suerte de la fea la bonita la desea», «Donde manda capitán, no manda marinero», «No por mucho madrugar, amanece más temprano».
@claudia_sarabia_c Una noche soñé con mi abuelita materna (ella ya está en el Huenu Mapu), desde pequeña la veía visitar mi casa donde yo vivía con mi abuelita paterna, siempre vestida como mapuche, yo la veía muy distinta a nosotros, me llamaba la atención su pañuelo en la cabeza, sus trenzas separadas, en sus orejas grandes aros de plata, su cara tan suave, llegaba y me saludaba y hablaba en mapudungun. Siendo yo niña le temía, pero cuando me besaba sentía su aroma a tierra, a humo, aire fresco, árboles, montaña, sus suaves mejillas parecían atraparme, yo siendo niña no entendí lo bien que me hacía sentir. Hasta hoy, siendo una mujer, vino en mis sueños, me recibió en la Mapu dónde vivo ahora, me entregó el newuen de convertirme en una mujer mapuche, de pies descalzos abrazando esta tierra, que disfruta el humo saliendo del fogón cociendo una tortilla, o haciendo el muday para el Guillatun, caminando en medio del bosque recibiendo en mi cara la brisa fresca de la mañana. Entonces doy gracias a mi abuela y a INECHEN convertirme en una MUJER MAPUCHE
@yerphonejito Mis favoritos son los dichos y refranes, que con palabras muy simples muchas veces divertidas y explican de forma certera lo que se quiere decir o bien entregar un consejo.En mi familia, mi mamá tiene muchos dichos y con el tiempo, sin intención, son parte de mi vida y los uso constantemente. Entre mis favoritos están, vamos arando dijo la mosca arriba del cacho del buey. Y uno que me parece muy sabio de los más conocidos «a caballo regalado, no se le miran los dientes»
@carmengloriaxt Conversando con mamá junto a un rico té, me comentaba lo importante que eran los cantos populares en su época de juventud. Aquel personaje que pregonaba el mote de maíz «calentito el Mote mei, pelayito lleve calentito el mote mei» que sonaba en los atardeceres invernales de Peñaflor. Un refrán muy refinado… Candil de la calle, oscuridad de la casa.
@narradoraoral.cuenteandoando Mis papás me contaban que cuando era guagua, mi papá me hacía dormir contándome «caballito blanco» y que yo me agarraba de su dedo meñique bien fuerte y dormía tranquila. En mi infancia, recuerdo a mi mamita cantándome «san, sana, colita de rana, si no sana hoy sanará mañana» cada vez que me caía o golpeaba, también me cantaba «juanito el bandolero», «cucú cucú cantaba la rana». Ahora que me acuerdo en todos mis cumpleaños colocaban un casete con canciones patrimoniales infantiles (las antes mencionadas y «juguemos en el bosque» era el hit máximo).
@mariaminima Heredé muchas supersticiones de mi familia y de amigas, varias de las cuales -supongo- tienen su origen en la colonización española católica: tocas madera (de la cruz de cristo?) si digo algo que no quiero que pase (que no te cambie la suerte); silbar si se me cruza un gato negro (eran brujas?); tirar la sal para atrás si se me cae (espantaba al demonio?); o evitar sentarme en una mesa con 13 personas porque 1 moriría (última cena?) además del «no te cases ni te embarques» también relacionado a ese número… Disfruté mucho leyendo todas las historias @cuatrojos__
@rayit0desol_ Recuerdo cuando llegue a trabajar a la localidad de Liquiñe, una de las primeras historias que me contaron fue la del jinete negro, cuando me lo mencionaron ya el solo nombre me dio escalofríos pero de todas maneras tenía que saber. Entonces la historia dice así, hace muchos años se cuenta que en las montañas hubo un hombre que recorría los caminos sobre su caballo cuidando sus tesoros. Recorría toda la zona, todos los caminos, día y noche. Y a lo largo de los años se dice que el jinete todavía sale a recorrer los caminos, eso sí, durante la noche muchas personas lo siguen viendo en los caminos, siguen escuchando el cabalgar de su andar y a varios se les ha aparecido y cuando lo hace, suele andar con su sombrero, su poncho y te saluda con su sonrisa mostrando sus hermosos dientes de oro.
@spencerpaulina Qué lindo lo que hace @cuatrojos__ llevarnos a vivir recuerdos!, me acuerdo de mi abuela en el campo nos hacía comer zapallo detrás de la puerta para que nos engordaran las piernas y si nos veía triste o con algún problema llamaba a una señora para que nos santiguara (creo que así se dice), como olvidar también al señor que vendía motemei con su farol y canasto, que cantaba, calentito el mote, calentito el mote mei
@cristi.barahona Mi tía Gaby era una barbie literal, siempre vestía de rosado y era muy curvi línea, murió este año y siempre me decía «a rey muerto rey puesto mijita». En una pega que tuve hace un par de años, aprendí porque todos lo decían «guagua que no llora no mama»
@_mat1ldv Cuando era más chiquitita veía sobre los marcos de las puertas unas cruces de palito amarradas con un hilo rojo, fui creciendo con ellas y siempre me llamaron la atención, hasta que un día le pregunté a mi bisabuela porque estaban ahí y me explicó que servían para no dejar entrar a los brujos o malas energías a la casa. Las cruces son ramitas de un árbol llamado palqui, mi mamá lo hizo en su casa y ahora yo también lo hago.